domingo, 15 de febrero de 2009

Semana 3. Estrella.

El sonido de la PDA me despierta de madrugada. Trasteo en la mesita de noche con la misma habilidad que puede tener un enfermo de párkinson operando a corazón abierto.

“Tiene un nuevo correo en la bandeja de entrada”

- ¿Quién me manda un correo a estas horas? Seguro que no sabe que llevo más de 48 horas sin pegar ojo…

“De: Carol [carol.4815@jmail.tor] Para: Leo [leon.1623@jmail.tor]”

¡Hola Leo!
Sé que últimamente lo nuestro no funciona todo lo bien que nos gustaría, pero aún así te deseo un feliz día de los enamorados. Sabes que me gustaría estar ahí contigo, pero la vida a veces nos pone en situaciones difíciles. Espero verte pronto.
Un beso desde NYC. Te quiero, Carol.

PD: Perdona por la hora, sé que es tarde allí, pero no paro mucho por casa y es el único hueco que he podido escaparme. De todas formas seguro que te pillo de juerga por ahí, así que no te despertaré.

No me acordaba de que hoy es “el día de los enamorados”. Nunca me gustó ese día. Siempre me ha parecido un día totalmente comercial. Además, el que está enamorado tiene que demostrarlo siempre, no únicamente un día al año. Luego contestaré al email.

Desvelado y con la boca seca, me acerco a la cocina para echar un trago de agua fresca de la nevera. Cuando paso por el salón veo que la tele está encendida…

- ¿No puedes dormir, Leo?

- Mamá, ¿qué haces despierta a estas horas? En tu estado deberías descansar toda la noche.

Se me hacía raro tener a mi madre bajo el mismo techo, pero yo no cometería el mismo error que ella, dejando tirada a la familia, cosa que ella hizo con mi padre y conmigo. Cuando yo tenía 8 años, un día, sin más, desapareció sin decir ni una palabra, y no la he vuelto a ver hasta la otra noche…

***

- ¡¿Mamá?!

- Leo… ¡Cuánto has crecido! Me ha costado mucho encont…

- ¿Se puede saber qué haces aquí y… cómo has entrado en mi casa? – Noto como mi corazón comienza a bombear a 1000-.

- Tranquilo hijo, te lo explicaré todo con detalles, pero entra que vas a coger una pulmonía…

- No mamá, no entraré hasta que me digas qué está pasando aquí.

- Como quieras. Me hubiera gustado contártelo despacio, pero supongo que no me queda otra. – Cierra los ojos un momento, como si estuviera buscando las palabras oportunas, y veo como varias lágrimas corren por sus mejillas confundiéndose con las gotas de lluvia que empapan nuestros rostros-. Estoy enferma y mi médico dice que no me queda mucho tiempo. Quería verte otra vez antes de dejar este mundo para siempre.

- …. Está bien. Hablemos dentro… - Mi lado racional toma el control de la situación y los dos entramos por la puerta-.

- No culpes al portero de la urbanización, le dije quién era, le enseñé el libro de familia para que viera que era cierto, y le dije que esta noche me esperabas pero que se te habría olvidado avisarle, así que me dio una llave para que entrara y no me mojase.

- Mamá, eso ahora no me interesa, cuéntame lo que te pasa…

- Veo que no te gusta andarte con rodeos, te pareces a tu padre…

- No es eso. Quizá sea el hecho de que no te haya visto en unos 17 años y me sorprenda verte ahora así, de golpe, diciéndome que estás enferma.

- Ése fue el motivo por el que me fui de casa cariño. Cuando eras pequeño, me enteré de que estaba enferma y que iba a empeorar mucho, no iba a poder cuidar de ti y de tu padre. Iba a ser una carga para vosotros, así que me fui para que no vierais cómo me moría poco a poco. Al poco tiempo de irme, mi cuerpo fue atrofiándose, la mayoría de días no podía ni hablar. Con algo de dinero que cogí de tu padre, pagué a médicos hasta que uno de ellos consiguió alargarme un poco la vida y arreglar mi cuerpo estropeado con métodos experimentales. En estos años he podido volver a andar y a hablar nuevamente. El médico dice que no estoy curada, que no sabe cómo me he recuperado físicamente, pero que mi cuerpo no aguantará demasiado. Así que tan pronto me dieron el alta me puse en contacto con tu padre para que me diera tu dirección. No accedió a dármela hasta que le expliqué todo lo que había pasado. Creo que me ha perdonado. Hijo, eres lo único que me queda, dame una oportunidad, por favor. He alquilado una habitación en un hostal cercano para poder estar aquí…

- Cancela tu reserva. Te quedarás aquí. – Sin pensarlo dos veces me creo su historia. No aparenta signos de haber estado enferma, pero es mi madre y le perdonaría casi cualquier cosa-.

***

Son las 4 de la mañana, mi madre me ha hecho caso y se ha acostado. En la tele no hay más que basura a estas horas. Gente vendiendo aparatos que supuestamente hacen maravillas (no sé qué maravillas puede hacer un cartón que sirve para doblar camisas… vaya invento…). En fin, creo que volveré a la cama otra vez.

Me meto entre las sábanas y veo que mi PDA sigue con la pantalla encendida y con la tecla “RESPONDER” seleccionada. Comienzo a escribir…

“De: Leo [leon.1623@jmail.tor] Para: Carol [carol.4815@jmail.tor]”

Hola estrella.
Me has pillado despierto, no te preocupes.
Hace varios días que no hablamos y tengo muchas cosas que contarte. Mi madre se plantó en mi casa después de tanto tiempo sin saber de ella, pero ya te contaré, es una historia demasiado larga como para escribirla a estas horas.
Llámame cuando tengas un hueco.
Yo también te quiero.
Leo.

PD: Feliz día de los enamorados para ti también, aunque estés lejos…

Pulso la tecla “ENVIAR”.

Comencé a llamarle Estrella el día en que empezamos a salir, estando tumbados en la playa, de noche, contemplando el cielo despejado. De ahí el nombre que le puse a mi local, el “Star”.

- Estrella… te echo de menos… - digo al mismo tiempo que mis ojos se cierran y dejan correr una lágrima...-.

0 comentarios: