lunes, 23 de febrero de 2009

Semana 4. Testamento.

Parece que el tipo al que pagué para que pusiera los carteles que anuncian la apertura de selección de grupos o solistas para el concierto ha hecho bien su trabajo. Me doy una vuelta en moto siguiendo la ruta que le indiqué, y los veo todos muy bien situados, cercanos a sitios donde suele haber mucha gente y puestos donde se pueden ver con facilidad. La fecha del concierto todavía no está fijada, pero la gente ya puede pasarse a recoger su inscripción. Espero que aquel tipo que tocaba el saxo en las calles se pase a por una, porque creo que se adapta a lo que estoy buscando.

Esta noche se la he dado libre a Rafa, él también tiene derecho a descansar alguna vez. Además, después de la llegada de mi madre no he pasado mucho por el trabajo y así aprovecho para ver a algunos clientes habituales.

Por lo visto, mi madre iba hoy a la Asesoría Aguado, famosa empresa en la ciudad. Al principio ellos me gestionaron la contabilidad y todo el follón que tuve que armar para abrir un negocio de las características del STAR, pero como no me gusta que la gente ande tonteando con mi dinero, cuando tuve algo más de experiencia cancelé el contrato que tenía con ellos. Ahora yo mismo manejo todas las cuentas y me he vuelto un hacha con los números y los asuntos legales. Prueba de ello es la prosperidad del local.

Mi madre ha decidido hacerse un testamento, dice que no le queda gran cosa, pero que si no se lo hace no puede quedarse tranquila, así que no le he puesto muchas pegas para que fuera.

***

- Bien, repasemos por encima el escrito para comprobar que está todo correcto.

- Ya me lo leí varias veces antes de redactarlo, me lo sé de memoria señorita McKillop. Supongo que son los trámites que hay que hacer en estos casos… Sea breve, por favor. – Dice Sofía algo alterada después de estar cerca de una hora en la sala de espera-.

- Está bien, a grandes rasgos dice lo siguiente:

“Yo, Doña Sofía Monterrey Zafiro, dejo como dos únicos herederos de mis posesiones a: Don Javier Hernán Leal y Don Leonardo Hernán Monterrey, quedando repartidas como se describe a continuación:

* A Javier Hernán Leal le dejo 1.000.000 de euros, como pago de la deuda relacionada con el dinero que tomé hace 17 años. Con esto cubro todos los intereses que habría generado la cantidad que cogí, y los años de manutención de nuestro hijo hasta la mayoría de edad.

* A mi hijo, Leonardo Hernán Monterrey, le dejo el resto de mis pertenencias, todo cuanto esté a mi nombre, así como mis cuentas bancarias…”

- Muy bien, pero… ¿podría pasar ya ante el notario para firmarlo e irme a casa?

- Antes de eso mi jefe tiene que comprobar ciertos datos y ahora mismo él está…

- Señorita, ¿me está diciendo que me ha hecho perder toda la tarde en la sala de espera para leerme un texto que yo misma he escrito, y para ahora decirme que no puedo ver el notario este mismo día?

- Mire, lo siento, pero así es como funciona esto. Además, usted no tenía cita para hoy, el notario ha de comprobar que todos los datos que nos ha entregado son correctos, y luego ya se le llama para firmar todos los papeles…

- … Vale vale, no me haga perder más el tiempo, llámeme cuando le parezca. Adiós.

- Que tenga un buen día... cerda –dice Amanda en voz baja justo cuando Sofía sale de la habitación-.

***

- Parece que la noche va a ser tranquilita, ¿no crees, Raquel?

Raquel es una de las primeras camareras que contratamos. Aún sigue a bordo después de tanto tiempo. Prácticamente el resto de la plantilla se renueva a menudo. El tipo de persona que solemos tener aquí suelen ser universitarios que trabajan para costearse sus gastos o gente que busca otro tipo de trabajo, pero acepta esto mientras no encuentra otra cosa. Tener a gente nueva no es algo que me haga mucha gracia. Nunca llegas a saber a quién le puedes confiar ciertas tareas y a quién no, pero no es fácil encontrar a buenos camareros como Raquel.

- Sí, los martes no suele salir mucha gente de noche, y menos cuando hace el frío que hace hoy.

- Ya… Oye, gracias por recomendarme a tu primo para colgar los carteles. Invítale a una copa de mi parte la próxima vez que se pase por aquí.

- No hay de qué. Mi primo es un buen chaval. Además, le hace falta el dinero, es un friki de los ordenadores, y siempre le anda pidiendo a mi tía para comprarse chismes nuevos. Está bien que se pague él solito sus gastos. Por cierto, hablando de los carteles, ¿quién se va a encargar de seleccionar a los que tocarán en el concierto?

- Pues supongo que yo mismo… y quizá Rafa también. Aunque si te apetece puedes estar presente para la prueba que haremos la semana que viene. Oiremos tocar a todos los que se inscriban un par de temas o tres, y alguna improvisación. Y simplemente nos quedaremos con los que más nos gusten.

- ¿Tocaréis Rafa y tú alguna canción para el concierto?

- Todo depende de él. He intentado que vuelva a tocar, pero dice que sin motivación no le sale. ¿Por qué no intentas “motivarle” con tus armas de mujer? Puede que a ti te haga caso y… ¡ya es hora de que se olvide de Maite joder!

domingo, 15 de febrero de 2009

Semana 3. Estrella.

El sonido de la PDA me despierta de madrugada. Trasteo en la mesita de noche con la misma habilidad que puede tener un enfermo de párkinson operando a corazón abierto.

“Tiene un nuevo correo en la bandeja de entrada”

- ¿Quién me manda un correo a estas horas? Seguro que no sabe que llevo más de 48 horas sin pegar ojo…

“De: Carol [carol.4815@jmail.tor] Para: Leo [leon.1623@jmail.tor]”

¡Hola Leo!
Sé que últimamente lo nuestro no funciona todo lo bien que nos gustaría, pero aún así te deseo un feliz día de los enamorados. Sabes que me gustaría estar ahí contigo, pero la vida a veces nos pone en situaciones difíciles. Espero verte pronto.
Un beso desde NYC. Te quiero, Carol.

PD: Perdona por la hora, sé que es tarde allí, pero no paro mucho por casa y es el único hueco que he podido escaparme. De todas formas seguro que te pillo de juerga por ahí, así que no te despertaré.

No me acordaba de que hoy es “el día de los enamorados”. Nunca me gustó ese día. Siempre me ha parecido un día totalmente comercial. Además, el que está enamorado tiene que demostrarlo siempre, no únicamente un día al año. Luego contestaré al email.

Desvelado y con la boca seca, me acerco a la cocina para echar un trago de agua fresca de la nevera. Cuando paso por el salón veo que la tele está encendida…

- ¿No puedes dormir, Leo?

- Mamá, ¿qué haces despierta a estas horas? En tu estado deberías descansar toda la noche.

Se me hacía raro tener a mi madre bajo el mismo techo, pero yo no cometería el mismo error que ella, dejando tirada a la familia, cosa que ella hizo con mi padre y conmigo. Cuando yo tenía 8 años, un día, sin más, desapareció sin decir ni una palabra, y no la he vuelto a ver hasta la otra noche…

***

- ¡¿Mamá?!

- Leo… ¡Cuánto has crecido! Me ha costado mucho encont…

- ¿Se puede saber qué haces aquí y… cómo has entrado en mi casa? – Noto como mi corazón comienza a bombear a 1000-.

- Tranquilo hijo, te lo explicaré todo con detalles, pero entra que vas a coger una pulmonía…

- No mamá, no entraré hasta que me digas qué está pasando aquí.

- Como quieras. Me hubiera gustado contártelo despacio, pero supongo que no me queda otra. – Cierra los ojos un momento, como si estuviera buscando las palabras oportunas, y veo como varias lágrimas corren por sus mejillas confundiéndose con las gotas de lluvia que empapan nuestros rostros-. Estoy enferma y mi médico dice que no me queda mucho tiempo. Quería verte otra vez antes de dejar este mundo para siempre.

- …. Está bien. Hablemos dentro… - Mi lado racional toma el control de la situación y los dos entramos por la puerta-.

- No culpes al portero de la urbanización, le dije quién era, le enseñé el libro de familia para que viera que era cierto, y le dije que esta noche me esperabas pero que se te habría olvidado avisarle, así que me dio una llave para que entrara y no me mojase.

- Mamá, eso ahora no me interesa, cuéntame lo que te pasa…

- Veo que no te gusta andarte con rodeos, te pareces a tu padre…

- No es eso. Quizá sea el hecho de que no te haya visto en unos 17 años y me sorprenda verte ahora así, de golpe, diciéndome que estás enferma.

- Ése fue el motivo por el que me fui de casa cariño. Cuando eras pequeño, me enteré de que estaba enferma y que iba a empeorar mucho, no iba a poder cuidar de ti y de tu padre. Iba a ser una carga para vosotros, así que me fui para que no vierais cómo me moría poco a poco. Al poco tiempo de irme, mi cuerpo fue atrofiándose, la mayoría de días no podía ni hablar. Con algo de dinero que cogí de tu padre, pagué a médicos hasta que uno de ellos consiguió alargarme un poco la vida y arreglar mi cuerpo estropeado con métodos experimentales. En estos años he podido volver a andar y a hablar nuevamente. El médico dice que no estoy curada, que no sabe cómo me he recuperado físicamente, pero que mi cuerpo no aguantará demasiado. Así que tan pronto me dieron el alta me puse en contacto con tu padre para que me diera tu dirección. No accedió a dármela hasta que le expliqué todo lo que había pasado. Creo que me ha perdonado. Hijo, eres lo único que me queda, dame una oportunidad, por favor. He alquilado una habitación en un hostal cercano para poder estar aquí…

- Cancela tu reserva. Te quedarás aquí. – Sin pensarlo dos veces me creo su historia. No aparenta signos de haber estado enferma, pero es mi madre y le perdonaría casi cualquier cosa-.

***

Son las 4 de la mañana, mi madre me ha hecho caso y se ha acostado. En la tele no hay más que basura a estas horas. Gente vendiendo aparatos que supuestamente hacen maravillas (no sé qué maravillas puede hacer un cartón que sirve para doblar camisas… vaya invento…). En fin, creo que volveré a la cama otra vez.

Me meto entre las sábanas y veo que mi PDA sigue con la pantalla encendida y con la tecla “RESPONDER” seleccionada. Comienzo a escribir…

“De: Leo [leon.1623@jmail.tor] Para: Carol [carol.4815@jmail.tor]”

Hola estrella.
Me has pillado despierto, no te preocupes.
Hace varios días que no hablamos y tengo muchas cosas que contarte. Mi madre se plantó en mi casa después de tanto tiempo sin saber de ella, pero ya te contaré, es una historia demasiado larga como para escribirla a estas horas.
Llámame cuando tengas un hueco.
Yo también te quiero.
Leo.

PD: Feliz día de los enamorados para ti también, aunque estés lejos…

Pulso la tecla “ENVIAR”.

Comencé a llamarle Estrella el día en que empezamos a salir, estando tumbados en la playa, de noche, contemplando el cielo despejado. De ahí el nombre que le puse a mi local, el “Star”.

- Estrella… te echo de menos… - digo al mismo tiempo que mis ojos se cierran y dejan correr una lágrima...-.

domingo, 8 de febrero de 2009

Semana 2. Jacuzzi.

- Rafa, ¿cuánto tiempo llevas en la bici?

- Pues algo más de media hora. Todavía me queda otra media para terminar aquí y luego iré un rato a la piscina para hacer unos largos.

- Vale, ve a buscarme al jacuzzi cuando acabes, voy a la piscina ahora y luego me meteré un rato con las burbujas para relajarme, por hoy creo que ya es suficiente ejercicio.

Rafa y yo pasamos muchas tardes en el gimnasio. Nos gusta estar en plena forma para no quedarnos oxidados. Además, no me gustaría tener la barriguita que tiene mi padre, la verdad. Espero que no haya heredado esos genes de él, porque si no, entre la barriga y falta de pelo que suele haber en la mayoría de los miembros masculinos de mi familia, voy “apañao”. Por eso hago deporte casi a diario. Respecto a lo de la calvicie, parece que soy uno de los pocos a los que no le ha llegado la hora… y espero que no me llegue nunca.

Últimamente mi ritmo de vida ha sido bastante intenso. Con esto de no tener que trabajar tengo bastante tiempo para el ocio. Soy un aficionado de los deportes de riesgo. He saltado varias veces en paracaídas, he hecho puenting, y practicado alguno que otro más, pero sin duda, una de las cosas que más me gusta es la escalada y para ello hay que estar a punto. Aunque hacer este tipo de actividades no es algo que se pueda compaginar demasiado bien con mi afición a las salidas nocturnas puesto que suelo estar cansado durante el día y paso la mayor parte de éste durmiendo.

- Ah… ¡Qué bien sientan estas burbujas! – dice Pedro, un viejecito que casi siempre estaba ahí sentado con los pies en remojo-.

- Lleva usted razón Pedro, viene bien después de hacer deporte para relajarse un poco. Por cierto, ¿cómo está su mujer? – La pobre había sido ingresada en una residencia, había perdido el conocimiento tras sufrir un infarto y nunca volvió a abrir los ojos aunque seguía con vida. Lo mejor que pudieron hacer fue llevarla a un sitio especializado para que recibiese los cuidados precisos en cada momento-.

- Pues tirando hijo, tirando. Los médicos dicen que no mejora, pero qué le vamos a hacer, lleva ya así unos meses y parece que es irreversible. Ahora lo que me queda es disfrutar de mis hijos y de mis nietos, y rezar al altísimo para que haga un milagro. Por eso vengo aquí todas las tardes, para despejarme un poco la cabeza y pensar en otras cosas.

- Bueno hombre, ya verá como mejora la cosa y dentro de unos meses está disfrutando de la familia junto a ella.

- A ver si te escucha “el de arriba” y hace algo para que cambie la cosa.

Dios y yo nunca nos hemos llevado demasiado bien, quizá fuera porque en el colegio me metían mucha caña con el tema y cuando me vine a Tortuosa quise dejarlo todo atrás. Pero respeto las creencias de todo el mundo siempre que no hagan daño a los demás, ya que algunas personas, como Pedro, necesitan aferrarse a algo divino para no perder la esperanza.

- Leo, ya he terminado, ¿nos duchamos y nos vamos?

- Ah, hola Rafa. Claro, vámonos ya que me estoy arrugando. Hasta luego Pedro, espero que le vaya bien.

- Gracias hijo, cuídate tú también y disfruta de la juventud.

Después de la ducha caliente, salimos del edificio Rock&Gym. Un nombre que nada tiene que ver con el Rock&Roll. Se llama así por el rocódromo que tiene dentro. Es un edificio inmenso con unas instalaciones increíbles para cualquier tipo de deporte. Tiene una bolera, pistas de pádel, tenis, fútbol, baloncesto, etc. Y también zonas para la relajación, como saunas, jacuzzis y todo lo que un balneario de cinco estrellas puede tener. Eso sí, no sale nada barato.

Llevo a Rafa a su casa para que no se moje. Ambos tenemos coche, pero nos gusta cuidar el medio ambiente y por eso nos turnamos en usarlo cuando el tiempo no acompaña, para no contaminar demasiado.

- Bueno chaval, nos vemos mañana… o esta noche si te pasas por el Star, te invitaré a unas copas aunque tú seas el dueño.

- Ja ja, qué gracioso eres Rafa. Luego nos vemos.

Conduzco hacia casa con el volumen de la música al máximo. Mi casa y la de Rafa se encuentran en puntas opuestas de Tortuosa, así que me espera un pequeño viajecito por la autovía que bordea la ciudad para no tener que aguantar las colas que se forman a esta hora. Además hoy con la lluvia, todo el mundo habrá sacado el coche de paseo para no quedarse encerrado en casa, así que el tráfico en el centro tiene que ser una locura.

Cuando estoy frente a la puerta principal veo que la luz del salón está encendida, vaya despiste, toda la tarde chupando energía para nada. Saco la llave para abrir la puerta pero en ese mismo instante veo pasar una sombra por la rendija de la puerta y ésta se abre…



- ¡¿Mamá?!